De todas las disciplinas creativas que he podido experimentar, es el Worldbuilding la que más me ha cautivado y la que más disfruto. Tengo recuerdos desde muy niño, jugando con mis viejos G.I.Joes, construyendoles escenarios con cajas de cartón y decorándolas con dibujos y recortes, inventándome mis propias historias, cambiándoles las identidades originales y vivir junto a ellos incontables aventuras. Desde aquellos años y sin saberlo, experimentaba lo que serían mis primeros y muy humildes inicios en el Worldbuilding. Varías décadas después, he caminado por varias sendas creativas: autor de comics, animador, escritor y por último diseñador de videojuegos. Y si bien he aprendido mucho del arte del Worldbuilding, estoy lejos de considerarme un experto. Esta es la razón por la cual he dedicido comenzar esta publicación, que sirva como un repositorio de todos aquellos saberes que he venido acumulando en mi búsqueda por mejorar en la inagotable labor del Worldbuilding. Forjadores de MundosProfesiones del Worldbuilding. Si de algo me arrepiento, es de haber sido muy viejo e ignénuo cuando me enteré de la existencia de la profesión de un Imagineer. De lo contrario, habría enfocado todos mis esfuerzos en convertirme en uno. ¿Qué es un IMAGINEER? Imagineering es un término asociado con Walt Disney Imagineering (WDI), una división de The Walt Disney Company que se centra en la creación y el diseño de sus parques temáticos, atracciones, complejos turísticos y experiencias. La palabra "Imagineering" es una mezcla de "imaginación" e "ingeniería", que refleja la combinación de creatividad, narración y experiencia técnica necesaria para dar vida a ideas fantásticas. La visión original de Walt Disney para Imagineering era crear experiencias que pudieran dar vida a las historias de una manera tangible, algo más atractivo que las películas o los libros por sí solos. El objetivo es siempre fomentar la creatividad y la innovación, lo que permite que lo imposible se vuelva posible. Esta combinación de narración, tecnología y arte es el corazón de la magia de Imagineering.
GrimorioMitología, esotérica y artes perdidas como fuente de inspiración. EL MITO DE LA CREACIÓN MÁS ANTIGUO DEL MUNDO. Fuente: Jon White, es un especialista en mitología Indo-Europea El Buceador de la Tierra Aquí hay una reconstrucción de lo que podría ser la forma más antigua de mitos de la creación de hace unos 70.000 años. No había oscuridad, ni luz, ni calor, ni frío. En el principio solo había un vacío. No había nada. Y de la nada surgió la noche y el agua, sin estrellas, sin luz, sin dioses, sin vida. Y a lo largo de muchas eras, mientras la noche presionaba contra el agua, el agua se agitó y ondeó, y se volvió salada, y se convirtió en un océano. Y a medida que pasaban las eras, surgió el Duce. Duce flotaba en el océano acuoso, sin poder ver porque no había luz. Duce se sumergió en el agua, pero pronto regresó, luchando por respirar. Duce se sumergió, una última vez, tan profundo como pudo, y allí tocó el fondo del mar con las puntas de sus dedos. Y luego regresó a la superficie. Mirando debajo de sus uñas, vio que el barro se había quedado pegado allí, y mientras se limpiaba las uñas, el barro yacía en el mar. Y el cielo nocturno tocó el barro, y esto hizo que el barro se expandiera, continuó flotando en el mar, y se convirtió en tierra. Y de la tierra aparecieron gusanos e insectos del suelo, pájaros y bestias salieron de detrás de las rocas y agujeros en el suelo. Los pájaros hicieron agujeros en el cielo nocturno mientras intentaban volar, y a medida que la tierra crecía en el medio, y a medida que crecía el árbol en el medio, a medida que crecía, empujó el cielo nocturno hacia arriba y lejos de la tierra, fuera del alcance de los pájaros y las bestias. La luz salió de los agujeros en la noche, estas eran las estrellas, y brillaron sobre la tierra, comenzaron a crecer más plantas, la tierra se calentó, los animales se calentaron, y este calor hizo que se formara el sol, y llegó el día. Pero el sol se alejó en el mar, y la noche regresó por un tiempo, antes de que el sol regresara, y ha seguido rodando alrededor del océano dándonos el día y la noche. Y con el día y la noche, el árbol que sostenía el cielo formó un agujero en su tronco, y de ahí surgieron los humanos, hombres y mujeres, viejos y jóvenes. Y aquí es donde comienza nuestra historia. Pero no olvidemos el principio, porque el principio se hizo de la nada. BigMiniBESTIARIOHabitantes del BigMiniUNIVERSE Autor: Gonzalo 'Phill' Sánchez
Si bien todos los Xanekes comparten ciertas características físicas básicas, su apariencia cambia según su entorno, lo que les permite adaptarse al terreno y las condiciones específicas de su hábitat. Su estructura facial y sus extremidades recuerdan a los lémures. Su edad a menudo se refleja en su apariencia; los miembros más viejos pueden tener musgo creciendo en su piel o grietas tenues, parecidas a esculturas de piedra antiguas. Su característica más notable es su capacidad para mimetizarse con el entorno, lo que los hace casi invisibles para el ojo inexperto. Habilidades Los xanekes están profundamente vinculados a los diversos ecosistemas que se pueden encontrar en los bosques y las montañas, y más recientemente en los asentamientos humanos. Se consideran protectores de los lugares salvajes de la naturaleza y de los tesoros ocultos de la tierra, desde los bosques sagrados hasta las vetas de metales preciosos. Su tarea es preservar el equilibrio entre la superficie y el subsuelo, asegurándose de que ninguno de ellos sea explotado o dañado por la avaricia de otras razas. Se sabe que son tramposos, especialmente con aquellos que no respetan la naturaleza o sobreexplotan los recursos de la tierra. Los viajeros que se adentran en su territorio sin el debido respeto pueden encontrarse perdidos durante días, con sus pertenencias misteriosamente movidas o robadas. A pesar de sus travesuras, no son inherentemente malévolos. Aquellos que muestran respeto o dejan ofrendas pueden ganarse su favor y protección. Su magia es sutil pero poderosa. Las habilidades de cada grupo son especializadas, lo que refleja su hábitat, pero todas comparten ciertos rasgos mágicos básicos.
Cultura y Sociedad Los xanekes viven en comunidades pequeñas y muy unidas, a menudo divididas en clanes según su especialización. Cada clan está dirigido por un anciano, que suele ser el más antiguo y el que tiene más experiencia en el área principal del clan, ya sea magia, artesanía o protección de lugares sagrados. La estructura social de los xanekes es muy adaptable, influenciada por sus estrechos vínculos con la naturaleza y sus hábitats individuales. Cada comunidad opera de forma independiente dentro de su entorno único, pero todos los clanes comparten un marco jerárquico común que enfatiza el equilibrio, la armonía y la tutela de sus territorios. Los clanes xanekes no tienen una economía tradicional, sino que operan con un sistema de obsequios y comercio. Los clanes intercambian recursos, objetos mágicos y conocimientos a través de obsequios ceremoniales. Si bien cada clan es relativamente independiente, hay alianzas ocasionales entre clanes vecinos, especialmente si habitan entornos similares. Sin embargo, también hay rivalidades entre clanes que pueden competir por lugares sagrados o recursos elementales. ToolboxLo último en herramientas para creación de Worldbuilding. El TallerTutoriales para mejorar en el Worldbuilding
BigMiniLEGENDSRelatos y cuentos del BigMiniUNIVERSE. CAPÍTULO 1 - EL JOYERO VACÍO Autor: Gonzalo 'Phill' Sánchez Aneki, una joven de 19 años, se sentía atrapada en una rutina gris desde que su abuela falleció el año pasado.La vida parecía vacía, igual que el joyero que había heredado de ella. La mala racha no solo era emocional, sino también económica.
Una tarde, su amiga Dolores, le propuso una idea. "¿Por qué no vendes ese joyero?" le dijo, señalando el pequeño cofre de madera tallada. "Conozco una tienda al final de un callejón, detrás de la vieja secundaria en donde estudiamos. Está algo escondida, pero he acompañado varias veces a mi madre y mis tías, allí venden y compran todo tipo de cosas raras". Intrigada y desesperada, Aneki decidió seguir el consejo. Al día siguiente, con el joyero bajo el brazo, viajó hasta aquel viejo callejón. El callejón detrás de la escuela era estrecho y sombrío callejón cubierto de sombras que parecían moverse por sí solas. Aneki no recordaba haberlo visto siquiera una vez cuando era estudiante. Al fondo, casi invisible, se levantaba una pequeña fachada de una vieja tienda, un edificio que parecía sacado de otra época. La puerta crujió cuando la empujó. Dentro, el aire olía a polvo antiguo y a nostalgia. El interior estaba abarrotado de estantes llenos de extraños artefactos: libros que murmuraban entre sus páginas, estatuillas que parecían respirar, y ornamentos que emitían un leve resplandor bajo la tenue luz. Aneki miraba fascinada, sintiendo una especie de cosquilleo en la piel. --¿Qué quieres? —preguntó un hombre corpulento, que emergió desde las sombras del fondo. Era un hombre de baja estatura pero con una presencia imponente, su chaleco bordado se veía fuera de lugar en su cuerpo tosco y en el pecho un pequeño broche con un nombre “Sr. Inebahti”. Aneki levantó el joyero, algo nerviosa. --Vine a vender esto. Me dijeron que aquí compran cosas... extrañas. El Sr. Inebahti le lanzó una mirada despectiva y tomó el joyero sin delicadeza. Lo abrió, lo revisó rápidamente, y soltó un bufido. --Esto no vale nada. No estamos interesados. Aneki sintió un nudo formarse en su garganta. No podía rendirse. --Tiene que tener algún valor. Es antiguo, fue de mi abuela... --Antiguo no significa valioso. — El Sr. Inebahti cerró el joyero con un golpe y se lo devolvió. --No compramos este tipo de basura. La palabra "basura" retumbó en los oídos de Aneki. Había soportado mucho en el último año, pero que alguien llamara "basura" lo poco que le quedaba de su abuela fue demasiado. Su rostro enrojeció de furia, y las palabras brotaron de sus labios sin que pudiera detenerlas. --¡No puedes tratarme así! ¡Este joyero tiene un valor sentimental! Y aunque no lo creas, debe valer algo más que lo que aparenta. ¡Necesito ese dinero! El Sr. Inebahti la miró con desdén, cruzando los brazos. --No es mi problema si vienes aquí buscando algo que no te podemos dar. La tienda tiene estándares, y este... trasto no los cumple. El alboroto de la discusión resonaba por toda la tienda, y en ese momento, la puerta trasera se abrió. Una figura alta y delgada, envuelta en una túnica oscura, emergió del fondo. Sus gafas redondas brillaban bajo la tenue luz. --¿Qué ocurre aquí? — preguntó con voz tranquila, pero con una autoridad que llenó el espacio. Aneki y el Sr. Inebahti guardaron silencio por un instante. La presencia de aquel hombre parecía alterar la atmósfera de la tienda, como si cada objeto en los estantes esperara su próxima palabra. Aquel hombre avanzó con lentitud hacia ellos, sus pasos resonaban con un eco sutil en el suelo de madera vieja. Se detuvo frente a Aneki y extendió una mano larga y elegante hacia el joyero. --¿Me permites? — preguntó amablemente, su tono más suave que el del Sr. Inebahti, pero con una gravedad que hizo que Aneki se sintiera pequeña en comparación. Aneki le entregó el joyero con cautela, observando cómo aquel misterioso señor lo examinaba. Sus dedos, delgados y elegantes, acariciaron la madera como si estuviera leyendo algo oculto bajo la superficie. El silencio se alargó mientras él lo abría y lo inspeccionaba detenidamente, mucho más a fondo de lo que había hecho el Sr. Inebahti. --Curioso — murmuró después de un rato. --No está vacío en absoluto. Aneki frunció el ceño. --¿Cómo dice? Pero... yo lo he visto. No hay nada dentro. El cautivante hombre misterioso levantó la mirada, y aunque sus ojos estaban ocultos detrás de los cristales redondos de sus gafas, Aneki sintió como si pudiera ver a través de ella. --No todo lo que importa es visible a simple vista — respondió, casi en un susurro. El Sr. Inebahti, que había estado observando con los brazos cruzados, se aclaró la garganta con escepticismo. --Es solo un viejo joyero, doctor. No hay nada especial en él. El “Doctor” hizo caso omiso del comentario de su asistente y continuó hablando con Aneki. --Este joyero ha estado en tu familia por generaciones, ¿verdad? Aneki asintió. --Sí, bueno, eso creo, era de mi abuela. Me lo dejó cuando falleció, pero siempre lo vi vacío. Ella decía que lo usaba para guardar cosas importantes, pero nunca encontré nada dentro. El Doctor sonrió apenas, un gesto tan sutil que casi pasó desapercibido. --Lo que tu abuela guardaba aquí no eran cosas, al menos no en el sentido tradicional. Este joyero esconde algo más... algo que no puede ser visto ni tocado. Aneki sintió un escalofrío recorrerle la espalda. --¿Qué quiere decir? El doctor hizo una pausa, como si considerara sus palabras cuidadosamente. Luego, le devolvió el joyero. --Te sugiero que no lo vendas. Lo que contiene es un legado que solo tú podrás descubrir, pero no puedo decirte cuándo ni cómo. Solo que este objeto está profundamente ligado a ti, más de lo que piensas. El Sr. Inebahti bufó por lo bajo, claramente incómodo con la conversación, pero no dijo nada más. Aneki tomó el joyero, un poco aturdida. Había venido a venderlo, pero ahora se encontraba con más preguntas que respuestas. Sin embargo, algo en la mirada del Doctor la convenció de que había verdad en sus palabras, aunque no pudiera entenderla por completo. --Entonces... —dijo en un murmullo, aún asimilando lo que acababa de oír—. ¿Qué debo hacer ahora? El Doctor hizo un gesto hacia la puerta. --Vuelve a casa, y deja que el joyero te hable cuando sea el momento adecuado. No fuerces el destino. A veces, las respuestas aparecen cuando dejamos de buscarlas. Aneki no tenía idea de lo que eso significaba, pero algo en su pecho le decía que debía confiar, pues pudo sentir que algo había cambiado. El peso del joyero parecía diferente en sus manos. No más liviano ni más pesado, pero si diferente. Aneki salió de la tienda, pero se detuvo justo al cruzar la puerta. El frío aire del callejón la golpeó, pero lo que realmente la paralizó fue la realidad que acababa de olvidar: no podía regresar a casa sin dinero. No tenía suficiente para las cuentas ni para cubrir los gastos del mes. Miró el joyero en sus manos, sintiendo una mezcla de frustración y angustia. ¿Cómo podía algo invisible ayudarla a pagar las cuentas? Respiró hondo y volvió a entrar en la tienda. --¡No puedo irme así! —exclamó, su voz quebrada—. ¡No puedo esperar a que este joyero “me hable”! Necesito dinero ahora. Si no vendo esto, no sé qué voy a hacer. El Sr. Inebahti frunció el ceño, claramente molesto por la insistencia de Aneki, pero antes de que pudiera decir algo, el Doctor levantó una mano. --Entiendo tu desesperación — dijo el doctor, acercándose de nuevo. — No es fácil mirar más allá de lo inmediato cuando los problemas te agobian. Pero te aseguro que vender este joyero no te proporcionará lo que realmente necesitas. --Pero... — Aneki trató de hablar, pero el Doctor continuó con un tono sereno pero firme. --Escucha, este objeto no te dará dinero, pero hay otros medios. Si estás dispuesta a aceptar mi ayuda, puedo ofrecerte una solución temporal. Aunque quizás no sea la que esperas. Aneki lo miró, desconfiada pero a la vez curiosa. ¿Qué significaba eso? Necesitaba algo tangible, algo que resolviera su problema de inmediato. --¿Qué tipo de solución? —preguntó, entre la esperanza y la duda. El Doctor sonrió levemente. --Tengo una oferta para ti. En mi tienda, a veces buscamos gente para realizar trabajos... peculiares. Nada ilegal o indecoroso, te lo aseguro, pero no son tareas comunes. Podrías trabajar aquí, ayudando en ciertos encargos, y a cambio te pagaré lo suficiente para que puedas cubrir tus cuentas. A cambio, tú mantendrás el joyero. Su secreto es tuyo, y será tu decisión descubrirlo cuando estés lista. Aneki sintió un escalofrío recorrerle la columna. Algo en la oferta del doctor le sonaba extraño, pero en ese momento, con su situación tan crítica, no tenía muchas más opciones. --¿Qué tipo de trabajo? —preguntó, temiendo la respuesta. El Doctor ladeó la cabeza, pensativo. --Algunos clientes nos confían tareas delicadas: encontrar objetos perdidos, resolver problemas que requieren discreción... Digamos que esta tienda no solo vende cosas extrañas, también encuentra lo que se ha perdido en más de un sentido. Si estás interesada, podrías empezar hoy mismo. Aneki miró el joyero, el pesado aire de la tienda, y luego a los ojos ocultos tras las gafas del doctor. Sabía que lo que estaba considerando no era un simple trabajo. Pero con las cuentas acumulándose y sin más opciones, el riesgo parecía su única salida. --Está bien — dijo finalmente, sintiendo una mezcla de alivio y temor. — Acepto. El Doctor asintió con calma. --Perfecto. Entonces acompáñame. Tu primer encargo será esta misma noche. El Sr. Inebahti observó todo en silencio, pero sus ojos mostraban un destello de desaprobación. --Espero que sepas lo que haces — le murmuró cuando Aneki pasó a su lado, pero ella solo pudo responder con una mirada decidida, aunque sus manos temblaban ligeramente. El Doctor la condujo hacia una puerta al fondo de la tienda, más allá de los estantes llenos de artefactos. Al cruzarla, Aneki sintió que no solo estaba entrando en una nueva habitación, sino en un mundo completamente distinto al que había conocido hasta ahora. Aneki seguía al Doctor por los oscuros pasillos de la tienda, sus pensamientos enredados entre el miedo y la necesidad. Justo antes de que cruzaran la puerta trasera, el doctor se detuvo y, volviéndose hacia ella, hizo una pequeña reverencia. --No te he dado una presentación adecuada, joven Aneki. — Su voz resonó con un tono de solemnidad. — Mi nombre es Ixaya Nocturna, pero todos me conocen como el Dr. Nocturna. Soy el encargado de esta tienda y de los secretos que guarda. Aneki lo miró, sorprendida por escuchar su nombre de labios del doctor. --¿Cómo sabe mi nombre? —preguntó, frunciendo el ceño y dando un paso atrás. Aneki no sabía si debía sentir alivio o más inquietud. Las palabras del doctor solo sembraban más preguntas. Sin embargo, algo en su interior la empujaba a no dar marcha atrás. El Dr. Nocturna esbozó una sonrisa enigmática. — Mi tienda atrae a quienes deben venir. Digamos que tu nombre llegó a mí junto con tu presencia. Aquí, las coincidencias no existen. Con esa frase críptica, el Dr. Nocturna abrió la puerta trasera, invitándola a seguirlo. Fin del Capítulo 1.
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Septiembre 2024
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